Qenqo El laberinto Inca en las afueras de Cuzco”

El sitio arqueológico de Qenqo.

En nuestro apasionante viaje por Perú, una de las visitas que hicimos fue al centro arqueológico de Qenqo, a 5 kilómetros al noreste de la ciudad de Cuzco.
Y es que el primer día de nuestra estancia en la ciudad, hicimos una ruta muy completa por los lugares arqueológicos de la ciudad de Cuzco y sus alrededores. Organizándonos de esta forma:
1- Qorikancha y el Convento de Santo Domingo.
2- Sacsayhuaman.
3- Qenqo.
4- Puka Pukara.
5- Tambomachay.

– El nombre de Qenqo.

En primer lugar, el nombre viene dado por los conquistadores españoles de la palabra quechua Q’inqu (laberinto), motivado por las zigzagueantes galerías que lo forman, y por las canalizaciones de agua en forma de zigzag que lo abastecían.
Durante la época de esplendor del Imperio Inca, Qenqo era un lugar dedicado al culto del dios Inti o dios Sol, y también a la diosa de la tierra, más conocida como Pacha Mama.
Los restos que quedan hoy en día, son las rocas labradas que resistieron al destrozo de los ejércitos españoles. De los caminos, acueductos y baños originales que solía haber es estos lugares, no queda ya ningún resto.
Qenqo o Kenko es un lugar arqueológico situado en el Valle Sagrado de los Incas, a 3580 metros sobre el nivel del mar, más concretamente en el cerro Socorro, y está formado por dos sitios:
– El Grande, en la carretera que va de Sacsayhuaman a Tambomachay.
– El Chico. A unos 350 metros al oeste del Grande, en la ladera de la montaña.
Los dos lugares más notables serían el anfiteatro semicircular y las galerías subterráneas.
Las galerías subterráneas nos llevan a otras partes del recinto como la Sala de los Sacrificios. Esta cámara subterránea es una única roca labrada. Haciendo una pieza única las paredes, el techo, la gran mesa y los nichos que forman este lugar de culto.
Finalmente su utilidad podía ser desde un lugar de sacrificio (desde humanos a llamas), hasta para embalsamar cadáveres.
El uso original del anfiteatro por parte de los incas es toda una incógnita, ya que su utilización pudo ser tan diferente como la de un altar a una tumba, o un tribunal donde se realizaban ceremonias públicas.
Su forma semicircular con un tamaño de 55 metros, posee 19 hornacinas parecidas a asientos, donde se realizaban estos actos públicos.
Otro sitio sería el Intiwatanaque era una especie de observatorio astronómico.
Esta formado por dos grandes rocas que podían servir como medidores de tiempo, las estaciones o los ciclos lunares y solares, ya que los Incas eran grandes conocedores y apasionados de la astronomía.
Y para finalizar casi al lado del Intiwatana, está la Canaleta Zigzagueante.
Es un canal que nace de un pequeño agujero, y que una de sus ramificaciones conducía un liquido hasta la cámara subterránea o Sala de Sacrificios. Ese líquido podía ser chicha consagrada ó sangre de “seres” sacrificados para los dioses.
Damos una vuelta por los alrededores de las ruinas, y empezamos a ver desde las alturas una de nuestras primeras vistas de la ciudad de Cuzco que se extiende por casi todo el valle.
También vais a encontrar los típicos puestos de artesanía con la ropa tan característica de esta región, tanto en los colores como en los materiales de confección (aguayo y alpaca).

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